Es muy frecuente al estar observando en las redes una típica discusión sobre aquel o aquel otro tema que muchos de los usuarios que comentan son simplemente perfiles que no dan la certeza si hay una persona detrás de ellos, son como dicen, segundas cuentas o fake profiles. No solo en las discusiones, es muy común en el ámbito de las relaciones personales que después de acabadas no se quiera saber más de esa otra persona, bloquee y ya. Pero se sabe que muchas de las personas vuelven con otras cuentas con las que se han esmerado en crear credibilidad, añadiendo varias fotos típicas de momentos típicos con gustos típicos, sin revelar nada, sin confirmar nada. De esta manera es posible estar dentro de la red, en contacto con esos usuarios a los que ya no puedes tener acceso desde tu perfil real. Y ¿qué es un perfil real? Si no es más que una proyección que te permite estar dentro.
¿Por qué surge esta necesidad, incluso más insólita, de tener una cuenta falsa? Se han aprovechado de esta forma de estar dentro de las redes y plataformas para fines delictivos, lo que ha generado un gran peligro para el sano uso de las redes. Pero si existe una cierta necesidad de tener una cuenta falsa es porque te permitiría estar zafado de una responsabilidad que, si bien te podría traer problemas a la hora de expresar o proponer o tener ciertos comportamientos, también te permitiría estar dentro de la red sin ser alguien específico, sin tener esa proyección real de vida. Otra de las formas de estar dentro de una red sin la necesidad proyectar tu vida es simplemente estar offline, ¿quién te va a obligar que debas estar activo para que puedas acceder a los otros contenidos?
En estos momentos (y desde hace algunas décadas) la humanidad está atravesando una masificación de las redes de comunicación; que se disparó en este siglo con la llegada del internet. Casi la totalidad de la humanidad está expuesta a estas redes de comunicación que de cierta manera han mejorado la forma de vivir, sin embargo, somos a la vez víctimas de esta era de saturación social en donde toda la información se globaliza y se infunden tendencias tras otras. En este panorama el yo se fragmenta y cae en una crisis de identidad. En medio de máscaras y modas pasajeras el yo se cuestiona a sí mismo para conocer su verdadera esencia.

Keneth Gergen

Kenneth Gergen habla de una saturación social que pone en crisis la identidad y la construcción de un “yo”, los perfiles son la prueba de la forma volátil que adopta la identidad posmoderna en donde se intenta reflejar una vida de acuerdo con modas que se han generado a partir de las mismas redes. Aun así, y a pesar de toda la inestabilidad y poca fiabilidad que deberíamos tener hacia los perfiles, cada vez están más propuestos a ser una garantía de vida, no nos queda más que estar al tanto de lo que se quiera o no reflejar, sin ir en contra de lo que realmente somos.
ii.